sábado, 4 de julio de 2009

La literatura infantil en Honduras. Por Rubén Berríos H.

I
La Literatura Infantil es la fiesta literaria de los niños; una propuesta diferente a la que ofrecen los Medios Audiovisuales de Comunicación («muñequitos o tiras cómicas»); un camino de amor y de ternura hacia los chicos; una vía para inducirlos al conocimiento de la realidad -partiendo del mundo alterno, o feérico que le es natural-; la mejor forma de transmitirles valores universales como la felicidad, la justicia, la verdad; es en realidad, un sendero eficaz para interiorizar al niño en su cosmovisión, como ser específico, particular.
Se hace Literatura Infantil para agradar al niño a través de modelos (cuentos, poemas, teatro, canciones) y otros, que satisfagan sus intereses y despierten su afán por la lectura, estimulen y desarrollen su imaginación y conformen su personalidad, a partir de una identidad nacional concreta.
La Literatura Infantil en su multiexpresión (poemas, cuentos, teatro, canciones, rondas, juegos glósicos, noveletas y otros), se propone, en definitiva: entretener, divertir al niño, mostrarle valores nacionales y/o universales, estimular y desarrollar su capacidad creativa, recreativa y cognoscitiva. Modelarlo estéticamente. Formarle una opinión crítica.
II
No existe en Honduras una Literatura Infantil profundamente arraigada en nuestros niños, al menos, en su forma escrita. La Literatura de tradición oral ha sido virtualmente orillada por los Medios Audiovisuales de Comunicación (el cine y la televisión, fundamentalmente). Estos han ganado y ganan cada día espacio, atención y tiempo a los pequeños, subsumiéndolos en la enajenación, en la deformación ideológica que los conduce a la
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credibilidad en «Héroes» de celuloide o de fabricación industrial -ajenos totalmente a los intereses del país- (Transformers, supermanes, tortugas Ninjas), etc.
Eduardo Bähr (Tela 1940), creador de Literatura Infantil y Juvenil, autor de Mazapán, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 1981 y El Diablillo de Achis, Editorial Universitaria, Tegucigalpa, 1991, sostiene, con razón lo siguiente:...«La Literatura Infantil (que se lee en nuestro país) está hervida en la traducción de temas que describen otras idiosincrasias colectivas, que puntualizan la historia de otros países, que inventan otra civilidad y, lo que puede ser peor, que induce a nuestros infantes a la admiración -contrapuesta a la creatividad- de personajes de clases dominantes, reyes, príncipes y princesas, luchadores por la justicia, superhombres y otros monstruos fabulados...» (Niños en un avión de papel. Tegucigalpa, 1989).
Un examen diacrónico de nuestra Literatura para Niños nos lleva a reconocer su inserción en dos líneas fundamentales: la influida por los clásicos de la Literatura Infantil y la de corte didácticomoralista; por lo menos hasta la década del 80, con las excepciones del caso. Así por ejemplo, el padre José Trinidad Reyes (Tegucigalpa, 1797-1855), escribió villancicos cuyo tema es el nacimiento de Jesucristo. Algunos escritores de la Generación de 1935, esporádicamente se preocuparon por la Literatura para niños. Claudio Barrera (1912-1971), escribió una canción de cuna y en 1972 (Tegucigalpa), editó Canciones para un niño de seis años. Daniel Laínez (1910-1959) de la misma generación, entre otras cosas, escribió en 1945, Rimas de Humo y de Viento. Su tema es Caperucita Roja.
Dos obras, prácticamente desconocidas, inscritas en la línea didáctico-moralista, aparecieron en 1931 y 1952, respectivamente. Vida Infantil de Isabel D. Laínez. Libro de Cuentos para Niños. Imprenta Ariston, Comayagüela 1931. Premiado en el Concurso Literario del mismo año. El otro es de Ofelia Delgado M. Anhelos de un Corazón. Cuentos morales. Imprenta Soto, Tegucigalpa, 1953. Roberto Sosa (1930), en la década del 60, en su libro Mar Interior (1967), se ocupó de alguno s temas sobre niños en dos de sus poemas: Juegos de Niños y El Soldadito de Plomo.

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Cubierta de un libro del autor de este artículo
«...Pero es en la década del 80, donde el tratamiento de la literatura infantil cobra fuerza e impulso, motivada por razones educativas, literarias e ideológicas: el escritor reconoce el importante papel que juega la literatura infantil en el sistema; producción de obras de alta calidad artística apegadas a la realidad hondureña y rechazo a la subliteratura extranjera que niega nuestros valores culturales y aliena el alma y la vida del niño hondureño...»

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«Así por ejemplo Eduardo Bähr en 1982, edita Mazapán y actualmente prepara un segundo libro sobre literatura para adolescentes; Julio Escoto en 1984 publica Los Mayas; Longino Becerra edita El Cabuyador, Copán para Niños y Moral para Niños; Aída Castañeda en 1985 Senderos para la Infancia, y en 1987, De La Tierra al Cielo; Pompeyo del Valle en 1989, Una escama de oro y otra de plata; y Rubén Berríos en 1988, El Caracol de Cristal y en Diciembre de este año, El avión de Papel. (1990).
«Rubén Berríos con la edición de estos dos libros, se ubica en el contexto de la literatura Infantil Hondureña, como uno de sus máximos representantes y creadores».
«Rubén Berríos logra en sus cuentos, una densidad poética y un mundo de ternura, que estimula la imaginación y la capacidad creativa del niño»... (Manuel Salinas. Nuestra opinión. Diario La Tribuna. Diciembre 22 de 1990, pág. 26).
En los últimos días dos libros importantes han enriquecido la preocupación por la Literatura Juvenil: El Tolupán de la Flor de Edilberto Borjas (inédito) y Acuario, de Víctor Manuel Ramos. Centro Cultural Sampedrano. San Pedro Sula, 1991, Premio Bienal de Literatura Infantil y Juvenil Zorzal de Oro... 1991.
Los siguientes acontecimientos han fortalecido la Literatura Infantil en Honduras:
1.- La aparición del libro Cuentos de Carlos José, de Carlos José Velásquez. Un Cuentista de seis años de edad. Alin Color Editora: ALISA. Tegucigalpa, 1991.

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2.- La instauración del Premio Bienal de Literatura Infantil Juvenil: «Zonal de oro» (Centro Cultural Sampedrano), San Pedro Sula, 1990, dedicado a estimular a los creadores de Literatura Infantil y Juvenil.
3.- Los esfuerzos mancomunados de un grupo de compañeros por fundar el Cuento cultural infantil en San Pedro Sula. La fecha de inicio es septiembre del corriente año.
4.- La inclusión de la Cátedra de Literatura Infantil en el área de Pedagogía (Universidad Pedagógica Nacional. Tegucigalpa, 1990).
5.- La existencia de espacios en periódicos del país, creados exclusivamente para estimular el deleite y la creatividad infantil:
a. Sección: «Cipotes» (Diario Tiempo) de San Pedro Sula, (1990).
b. «Pizpirigaña», a cargo de Eduardo Bähr, en 18 Conejo, Universidad Nacional Autónoma de Honduras (1992).
6.- El Departamento de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras institucionaliza -a nivel de Tegucigalpa- el Festival Infantil en la ciudad Universitaria (1989).
7.- Surge «Tenwa» Órgano de Divulgación del grupo Cultural «Tenwa». Instituto Emiliani. Publica Poesía Infantil Hondureña. N.º 1. Año 1 Abril. Tegucigalpa, 1990.
8.- Se publica el primer estudio sobre la tradición popular y canto Infantil: Mario Ardón. Folklore Lúdico Infantil Hondureño. Talleres Tipográficos López y Cía. Tegucigalpa, 1986.

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9.- De un total de más de 200 trabajos, 15 niños hondureños, de diferentes categorías (A, B, C), fueron seleccionados para participar en la primera Muestra internacional de cuentos infantiles: «Te regalo un sueño», auspiciada por el Programa de acercamiento a la literatura infantil, (México, 1991), el cual «no tiene otro interés más que el de estimular la lectura y expresión escrita de los niños, compartir sus inquietudes e ilusiones, e iniciar una amistad duradera entre los pequeños de América y España y entre las personas a las que nos preocupa la niñez...» «Te regalo un sueño», ya circula en el país.
10.- El Programa de Desarrollo para Refugiados, Repatriados y Desplazados (Prodere), Institución de las Naciones Unidas para el desarrollo, patrocinó, el «Primer festival del cuento infantil» Septiembre de 1991, en la ciudad de San Marcos de Ocotepeque, con la participación de «Escuelas y Jardines del Distrito Escolar N.º 2, incluyendo los Centros Educativos del Campamento de Refugiados de Mesa Grande».
11.- Diario «La prensa» de San Pedro Sula, también ha creado certámenes para estimular la creatividad de los jóvenes.
12.- Unicef respaldó la publicación de dos obras importantes:
a. Mi Libro de cuentos infantiles. El Niño y el Bosque. Editorial Guayamuras, Tegucigalpa, 1990. Obra dedicada al problema ecológico de Honduras. Recoge Cuentos y Dibujos de Niños Hondureños sobre este particular. Distintas edades y escuelas.
b. Jaime Montero. Los Niños que trabajan. Unicef/Mlats. Tegucigalpa, 1990. Si bien no es un libro de creación infantil, trata sobre la situación de los niños que trabajan. Testimonios de los niños. Igualmente recoge sueños y dibujos de los infantes.
13.- La producción sostenida del Maestro Benjamín Acevedo (rondas y canciones infantiles) y del Canta-autor hondureño
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Guillermo Anderson (La Fiesta en el Bosque), y otras canciones ecológicas.
14.- El sentido de trabajo profesional que los actuales escritores de Literatura Infantil han asumido como responsabilidad frente a los niños.
15.- La tarea de diversión y entretenimiento infantil que realizan el grupo teatral «Frijolito» , y otros.
III
No pocas son las dificultades con las que tropieza el escritor en Honduras para llevar a cabo su faena. No existen estímulos oficiales que impulsen el trabajo literario infantil. Los costos editoriales son altos. En consecuencia, la circulación del libro dedicado a los niños no es fluida ni muy accesible. Ninguna ley protege los derechos de autor, esto ampara la piratería y el robo intelectual. La escuela en todos los niveles no acude al cuento como instrumento auxiliar de clase, para vehicular contenidos que no sólo interesen al niño, sino además que estimulen su imaginación y creatividad.
Sobre este particular, únicamente El Departamento y la Carrera de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras realiza desde hace algunos años, Talleres de Literatura Infantil para coadyuvar las tareas docentes -a nivel nacional-.
IV
Algunas conclusiones:
1.- La Literatura Infantil representa en Honduras un reto, una tarea importante para llevar alegría, ternura, satisfacción a los pequeños. Abre caminos inusitados para el conocimiento de nuestra idiosincrasia y realidad. Modela estéticamente la personalidad del niño y le forma opinión crítica.

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2.- Pese a las enormes dificultades que impiden su desarrollo, la Literatura Infantil, se va abriendo paso poco a poco, abrazando un mayor número de corazones infantiles y de mayores, cada día que pasa.
3.- Los escritores actuales de Literatura Infantil ponen sus mejores esfuerzos y empeños por realizar un trabajo profesional, tendente a satisfacer de la mejor manera los anhelos y las necesidades creativas y recreativas de los niños de Honduras.
Bibliografía: http://www.cervantesvirtual.com/index.shtml > Hemeroteca > Boletín (Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil) [Publicaciones periódicas]

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